Año de creación | 2024 |
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Dimensiones | 50 A × 70 Al × 2 P cm |
Tipos de arte | pintura |
Estilo | abstraccionismo |
Género | interior |
Materiales | acrílico, lienzo |
Método de embalaje | embalaje de cartón |
Esta composición representa acordes de color que pretenden sonar el concepto de improvisación de jazz con elementos pronunciados de ritmo de color. La artista crea una composición de neón en la que los tonos fluorescentes como acordes chocan con la melodía principal de la pintura, expresada por la densidad del fondo azul, estableciendo brillo y vitalidad del sonido. Observamos una correlación muy sutil de elementos de color, que refleja el curso compositivo de la artista. Aquí, la abstracción es similar a la música, y la artista entiende con sutil sensibilidad cómo traducir sus sensaciones en relaciones tonales y crear exactamente el estado de ánimo que la arde. El ritmo de verticales y horizontales, que son la base de la composición en este lienzo, crea una sensación de celebración y energiza un estado de ánimo alegre.
Natalia Grehova es una artista contemporánea que vive y trabaja en Alemania, a donde emigró con su familia desde el lejano Kirguistán a principios de la década de 2000. Su interés por el arte comenzó a una edad temprana: el padre de Natalia era un apasionado de la pintura, la escultura y la fotografía profesional, introduciendo a la joven hija tanto a la co-creación como al debate sobre el arte. Desde entonces, de una forma u otra, la creatividad ha sido una compañera constante para la artista. Ya viviendo en Alemania, tuvo la suerte de estudiar en la Academia de Arte de Diseño Gráfico en Hamburgo, desarrollando sus talentos y habilidades artísticas. Pero la elección consciente hacia el arte libre e independiente la hizo ya en el quinto semestre. Además de la fotografía y el diseño gráfico, Natalia ha estado profundamente involucrada en el estudio de la filosofía de varias enseñanzas antiguas durante muchos años. A través de la acumulación de conocimiento espiritual, su talento está pasando a un estado de madurez, su contenido personal desarrollado y su experiencia multifacética se manifiestan en una forma integrada y universal. Desde 2024, Natalia se atreve a probarse a sí misma como pintora abstracta. Su obra actual es un reflejo de un mundo interior maduro y profundo, una fusión y síntesis de intuición, análisis y habilidad que se balancea en el límite entre la realidad física y metafísica, donde el pensamiento libre y la imaginación encuentran su plenitud. La pintura abstracta es ideal para expresar esos sentimientos del artista que no pueden ser descritos por la sintaxis del lenguaje, sino que solo pueden ser "traducidos" al lenguaje no verbal y dirigidos al subconsciente del espectador. "Me parece increíblemente fascinante dar rienda suelta a mis sentimientos en momentos de introspección y observar lo que surge de ello. Y cuando las mentes subconscientes del artista y del espectador se encuentran en la superficie de una pintura, ese mismo momento es lo que yo llamo verdadera magia".