Madre perla

A Gyay, Francia

Después de una larga serie de viajes alrededor del mundo, A.Gyay se mudó a Washington DC en 1978. Fue en ese momento cuando descubrió el arte de la pintura. Una experiencia fabulosa que reveló un renacimiento completo de sí misma, que le permitió afirmarse como precursora del arte moderno. Pintando muy al principio de su carrera exclusivamente cuadros de muy representativos personajes, paisajes y otros, desde su regreso a Francia en 1984, empezó a trabajar solo rostros y sobre todo su gran especialidad eran las partes de rostros. El año 1994 estuvo marcado por un cambio radical en su obra. A su sublime colección de rostros se sumó una colección de arte abstracto de belleza que crece año tras año. Así que hoy, este talentoso artista ha catalogado una colección de más de 700 pinturas, que crece cada día. Trascendencia de colores y materiales, proyectados en paneles revelando la caducidad de cualquier fuego. Por la nobleza de los ojos, irradiando formas en movimiento por un simple cambio de posición; apenas unos pasos más allá, la obra cambia de dimensión. A.Gyay presenta toda una nueva forma de pintar su obra diferenciada de estos juegos de luces, juiciosamente metamorfoseados. Poder del inconsciente. Magia de colores y formas, exploración de lo irreal en el presente. Fragmento de luz en el fondo de una vida.