FICCIÓN

Bogdan Bousca, Rumanía

Desde que me conozco, siempre admiré la fotografía y me sorprendía mucho ver imágenes de otras personas… pero nunca pensé que sería capaz de hacerlo por mi cuenta. Todo comenzó a principios de 2008 cuando uno de mis amigos quería actualizar su cámara de fotos y me propuso comprar la anterior. Rechacé su oferta. Él hizo mi otro. Rechacé de nuevo. Volvió con uno mejor. Finalmente lo compro. Recuerdo muy bien cuando salí a hacer mis primeros “shootings”. Pensé que la cámara estaba rota. Luego, paso a paso, comencé a aprender por mí mismo qué significa valor de apertura, tiempo de exposición, valor ISO, cómo funciona este triángulo, cuáles son los modos de disparo de la cámara. Nunca me gradué de ninguna escuela de fotografía, todo lo que hice fue aprender haciendo. Nunca diré que hago buenas fotografías, hago fotografías tan a menudo como puedo cuando tengo la oportunidad y, al mismo tiempo, miro tanto como puedo las fotografías de otras personas. Para mí es fundamental ver muchas, muchas, muchas fotos al día, para mis ojos y para mi cerebro. Trato de ser mi propio crítico y mi propio protector. Es muy importante para mí la retroalimentación que recibo cada vez. La clave está en los ejercicios, en los objetivos y en el desafío conmigo mismo. Como en todos los dominios, no hay fin en el aprendizaje y en el descubrimiento de todas las posibilidades que puede brindar la fotografía. Intentaré no parar nunca y seguir haciendo fotos según mi sensibilidad y mi alma. Y seguiré creyendo en esa famosa expresión de que “la mejor imagen siempre está justo detrás de ti”.