Limones

Inna Savenko, Ucrania

La singularidad de las obras de Inna Savenko radica en la energía que se siente junto a ellas. Traen placer tanto a los ojos como al alma. “Tengo dos pasiones: la pintura y el desarrollo espiritual. He estado pintando desde la infancia, y lo he estado haciendo profesionalmente desde mi juventud. Estudié artes decorativas en la universidad. Tuve la suerte de estudiar un curso que incluía no solo clases de dibujo y pintura clásica, sino también muchas técnicas decorativas. Así es como me convertí en un artista verdaderamente versátil que domina una variedad de materiales y puede combinarlos. Me gusta pasar de una técnica a otra, comparar sus habilidades expresivas y, a veces, sintetizarlas en algo nuevo. Hoy domino las técnicas de dibujo, pintura al óleo, acrílico, acuarelas, pastel seco, batik, resina y algunos tipos de escultura. También me probé en joyería y decoración, y no me voy a quedar ahí. Me inspiro en la imagen de Dalí, que no se enmarcaba en una técnica, porque conocer el mundo a través de las diferentes caras del arte es mucho más interesante. Hablando de autodesarrollo, pisé este camino conscientemente cuando cumplí 29 años, aunque lo he estado buscando intuitivamente toda mi vida". En 2016, la joven artista toma el camino de explorar las necesidades del alma humana y el secreto de una vida feliz. Habiendo estudiado la experiencia práctica de muchas culturas, por ejemplo, yoga, meditación, prácticas taoístas, qigong, prácticas eslavas, cosmoenergética y mucho más, Inna incorporó esta filosofía a sus obras. “Siempre he sentido que puedo traer felicidad a las personas a través de mi creatividad. Siempre he tratado de trabajar de buen humor. Y ahora sé cómo funciona. Me doy cuenta de que el estado que tengo al crear mis obras está impreso en mis pinturas para siempre y lo irradian al mundo. Cada vez que trabajo en mi pintura, sueño que se convertirá en un talismán para la casa, que traerá paz y amor al dueño. Antes del trabajo siempre me sumerjo en un estado de bondad y amor. Armonizar la música me ayuda en mi trabajo. Y la gente lo siente. Pasan horas en mi galería y dicen que no se quieren ir. Un día decidí realizar una encuesta entre los visitantes de la galería para saber cómo les hacen sentir mis obras. Las respuestas más populares fueron “felicidad” y “serenidad”. Encuentro el significado de mi trabajo en la oportunidad de transmitir el estado de amor y alegría al espectador. Si Dios le dio a mis ojos la oportunidad de notar la belleza donde alguien pasaría, si Él le dio a mis manos la habilidad de transferirla al lienzo, entonces tal vez pueda cambiar la atención de las personas hacia la belleza que nos rodea y dentro de nosotros. Después de todo, se sabe que donde hay atención, hay energía y, por lo tanto, hay desarrollo. Quiero multiplicar la belleza y la armonía en el mundo".