Año de creación | 2022 |
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Dimensiones | 150 A × 70 Al × 1 P cm |
Tipos de arte | pintura |
Estilo | surrealismo |
Género | retrato |
Materiales | acrílico, cartulina |
Módulos | 3 |
Método de embalaje | embalaje de cartón |
Esta obra de Stefano Mazzolini es un impresionante collage sobre papel creado en 2022. Mazzolini utiliza con maestría las técnicas del collage para explorar un retrato surrealista, mezclando elementos como motivos florales, ropa y vidrio. La combinación de colores y texturas, incluidos el negro y los tonos vibrantes, realza la profundidad y la riqueza visual. La pieza sigue siendo un testimonio de la habilidad del artista para fusionar elementos tradicionales y contemporáneos.
Stefano Mazzolini nació en Parma en 1968. A los nueve años fue nominado al premio "Diseño y Ciudad" organizado por el municipio de Parma. En 1989 se graduó como Maestro en decoración pictórica en el Instituto Paolo Toschi de Parma. Se dedicó durante varios años a la restauración y conservación de pinturas murales. En 1990 vivió por primera vez en Londres y posteriormente se trasladó a Nueva York por un breve período. Manifiesta su estilo gráfico de forma gestual e inmediata, la línea dinámica crea gotas de acrílico sobre papel. Manchas pilotadas bien gestionadas sin seguir dibujos y proyectos, sustituyendo así el pincel por ampollas y espátula. Se forman retratos intrigantes, ambientes de cuento de hadas y animales mitológicos, figuras fantásticas animan un caos controlado. Crea siluetas de sujetos andróginos, utilizando collages de papel para ensamblar y pegar capas de rostros que siempre están ocultos y son minimalistas. Con mezclas de colores acrílicos y esmaltes obtiene telas, pieles de colores que aplica sobre lienzos envolviendo la obra, injertos metálicos, aplicación de elementos diversos, los temas son siempre deliberadamente ambiguos y libres de ser interpretados, insumo para alcanzar nuestros sueños. Al cortar el lienzo y superponerlo, convierte la pintura en escultura. Manipula la tela de la pintura llevando la imagen a la tridimensionalidad. Mientras que sobre el lienzo al óleo expresa su visión de los fondos de color ocultos, evanescentes, matizados por transparencias pero precisos en la representación de objetos, personas y cosas intrínsecas y formados por una estructura muy compleja como todo lo que vive y forma. Insinuaciones de ciudades, paisajes entre naturaleza y animales que interactúan empáticamente con objetos detallados, escenarios convulsos de planes y perspectivas neomodernas, donde la visión del hombre está ausente, pero aún rica en su humanidad en cada circunstancia. Con la escultura fortalece la identidad artística. Inventando así una nueva representación tridimensional, invención exclusiva de la escultura de Lycra. La resina, un tejido sintético tratado y consolidado, ofrece una nueva concepción de la escultura, figuras humanas y alienígenas, siluetas estilizadas, siempre suspendidas entre lo sagrado y lo profano, cortinas para formar personajes del pasado y revisitados en clave moderna. En su más reciente producción la sombra parece ganarle a la luz, la luminiscencia es el denominador común que transfigura lo visible en cada forma, traza una memoria con trazos de impulsos deslumbrantes como para revelar el alma que toda forma viva y no viva genera. el mismo asunto. Surgen como muchas descargas eléctricas, huellas que el deterioro del tiempo lleva a la desintegración del propio material, creando agujeros de ausencia, discrepancias en el tejido que entre las texturas de la composición física genera una especie de memoria del sujeto, contando así los verdaderos orígenes del sujeto representado. Personajes, naturalezas muertas, invenciones, cuerpos, objetos son representados con una expresividad inquieta como si hubieran pasado por un escáner de memoria, una losa del pasado en la que vivía de su propia energía y hoy con la degradación del tiempo permanece el aura de la memoria. Un cosmos de cosas y hechos para mantenerse en equilibrio entre figuración y abstracción.