Año de creación | 2016 |
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Dimensiones | 112 A × 76 Al × 6 P cm |
Tipos de arte | pintura |
Estilo | surrealismo |
Género | paisaje marino |
Materiales | acrílico, papel |
Método de embalaje | caja de madera |
En esta obra, realizada en técnica mixta sobre papel algodón, los peces nadan fuera del agua, esto lo utilizo para simbolizar el crecimiento, como salir de la zona de confort. También están etiquetados, con unas vitolas de puros antiguas, que representan las etiquetas que todos usamos, unas veces para nosotros mismos, otras veces para etiquetar a los demás, otras veces porque nos etiquetan a nosotros, el caso es que siempre vamos cargando con estos juicios, o prejuicios, propios o ajenos que aun cuando decidimos crecer y salir de la zona de confort, o precisamente por ello, arrastramos. El agua, abajo, forma olas, pero que parecen casi montañas, simbolizando la ondulación de las emociones, también como una forma de dar movimiento a las mismas. La obra está montada sobre una tabla y lista para colgar. No tiene marco
La preocupación por la naturaleza y el espacio que habitamos ha sido una constante a nivel personal y como tal ha quedado reflejada en muchas de mis obras a lo largo del tiempo. Actualmente estoy centrando mi trabajo en la mujer; la mujer como símbolo de fuerza y tenacidad y también como guardiana y conocedora de los ciclos de la naturaleza y la estoy pintando junto a elementos florales y animales que la muestran conviviendo con la naturaleza. Esto, por un lado, lo utilizo para llamar la atención sobre el hecho de que cada vez hay menos naturaleza con la que interactuar y por otro como un recordatorio de que tenemos que escuchar al resto de los seres en la naturaleza, porque no somos independientes de ella y no podemos sustentarnos fuera de ella, necesitamos entender que somos uno y lo mismo y es lo que pretendo transmitir con mi obra, que la gente se pare un poco a pensar en cómo estamos acabando con el hábitat de las guacamayas o como estamos llevando nuestra alimentación hacia el absurdo, por ejemplo. Me gusta también utilizar elementos cotidianos para formar y armar la obra como una alegoría, guiando al observador hacia el interior del cuadro, para que desde ahí él mismo pueda descubrir su interpretación o pueda entablar una conversación con la obra.