Año de creación | 2017 |
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Dimensiones | 120 A × 90 Al × 5 P cm |
Tipos de arte | pintura |
Estilo | surrealismo |
Género | interior |
Materiales | óleo, papel |
Enmarcado | la obra de arte se vende con marco |
Método de embalaje | caja de madera |
Esta obra tiene mucho simbolismo, el resumen de lo que nos dice es que siempre estamos en conexión con nuestro entorno, sólo tenemos que mirar en nuestro interior para descubrir nuestra propia naturaleza y cómo esta está conectada con el resto de la creación. Viendo los elementos por separado la luna nos habla de la dualidad, de lo desconocido y de los cambios cíclicos, la ventana nos habla de apertura hacia un mundo en el que se ve una mariposa, símbolo de la transformación, la máscara que porta la mujer muestra como muchas veces tapamos nuestra propia naturaleza, aunque los pájaros que están sobre su cabeza y son los que sostienen las cuerdas que la unen a la nube hablan de la sabiduría natural, de nuestra irrompible conexión con el mundo que nos envuelve. La obra está realizada sobre papel piedra, un papel considerado ecológico porque en su elaboración apenas se utiliza agua y no se usa madera, ya está montada sobre tabla.
La preocupación por la naturaleza y el espacio que habitamos ha sido una constante a nivel personal y como tal ha quedado reflejada en muchas de mis obras a lo largo del tiempo. Actualmente estoy centrando mi trabajo en la mujer; la mujer como símbolo de fuerza y tenacidad y también como guardiana y conocedora de los ciclos de la naturaleza y la estoy pintando junto a elementos florales y animales que la muestran conviviendo con la naturaleza. Esto, por un lado, lo utilizo para llamar la atención sobre el hecho de que cada vez hay menos naturaleza con la que interactuar y por otro como un recordatorio de que tenemos que escuchar al resto de los seres en la naturaleza, porque no somos independientes de ella y no podemos sustentarnos fuera de ella, necesitamos entender que somos uno y lo mismo y es lo que pretendo transmitir con mi obra, que la gente se pare un poco a pensar en cómo estamos acabando con el hábitat de las guacamayas o como estamos llevando nuestra alimentación hacia el absurdo, por ejemplo. Me gusta también utilizar elementos cotidianos para formar y armar la obra como una alegoría, guiando al observador hacia el interior del cuadro, para que desde ahí él mismo pueda descubrir su interpretación o pueda entablar una conversación con la obra.