Iglesia de la Asunción, 1997

Penetrando a través de los siglos, este paisaje de Andriy Kondrashin nos revela la eternidad de un momento congelado en la piedra de la Iglesia de la Asunción. Realizada mediante el método de escritura de la naturaleza, la pintura sumerge al espectador en las calles de la ciudad vieja, donde cada piedra, ventana y sombra cuenta una historia sobre la vida, la fe y la arquitectura. La composición, riqueza y detalle del paisaje reflejan el significado y la belleza de lugares que existen más allá del tiempo, inspirando reflexiones sobre viajes a través de épocas históricas.