Año de creación | 2019 |
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Dimensiones | 95 A × 130 Al × 0.2 P cm |
Tipos de arte | pintura |
Estilo | arte figurativo |
Género | animalista |
Materiales | técnica mixta, lienzo |
Método de embalaje | tubo |
Esta obra, realizada en óleo y acrílico con texturas sobre lienzo es una interpretación de una simbiosis o sinergia entre lo masculino y lo femenino. El caballo negro representa la fuerza, lo masculino, el caballo azul, junto con el cuerpo desnudo de la mujer, representa la feminidad. El caballo negro tiene una representación como una ventana, indicando la necesidad de ver hacia el interior de uno mismo
La preocupación por la naturaleza y el espacio que habitamos ha sido una constante a nivel personal y como tal ha quedado reflejada en muchas de mis obras a lo largo del tiempo. Actualmente estoy centrando mi trabajo en la mujer; la mujer como símbolo de fuerza y tenacidad y también como guardiana y conocedora de los ciclos de la naturaleza y la estoy pintando junto a elementos florales y animales que la muestran conviviendo con la naturaleza. Esto, por un lado, lo utilizo para llamar la atención sobre el hecho de que cada vez hay menos naturaleza con la que interactuar y por otro como un recordatorio de que tenemos que escuchar al resto de los seres en la naturaleza, porque no somos independientes de ella y no podemos sustentarnos fuera de ella, necesitamos entender que somos uno y lo mismo y es lo que pretendo transmitir con mi obra, que la gente se pare un poco a pensar en cómo estamos acabando con el hábitat de las guacamayas o como estamos llevando nuestra alimentación hacia el absurdo, por ejemplo. Me gusta también utilizar elementos cotidianos para formar y armar la obra como una alegoría, guiando al observador hacia el interior del cuadro, para que desde ahí él mismo pueda descubrir su interpretación o pueda entablar una conversación con la obra.