Año de creación | 2019 |
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Dimensiones | 51 A × 51 Al × 18 P cm |
Tipos de arte | escultura |
Estilo | abstracción |
Género | simbólico |
Materiales | Piedra |
Una nueva escultura de Cornelis para desarrollar su investigación sobre el infinito. Partiendo de la cinta bidimensional de Moebius, el artista explora la tercera dimensión y transforma el mármol de Carrara en un fluido anillo sin fin, hecho de equilibrio, perfección y ligereza.
Cornelis J. Rijken nació el 8 de septiembre de 1951 en Waalwijk, en el sur de los Países Bajos. El arte como profesión fue una elección posterior y el arte abstracto su principal campo de expresión. Cornelis inicialmente se dedicó a la pintura. Sus principales obras en acrílico pertenecen a la década de los 90 y, caracterizadas por un finísimo equilibrio cromático, representan un flujo continuo de pensamientos e historias. El autor define su estilo como “lírico abstracto”. Sin embargo, la necesidad de Cornelis de ampliar su investigación lo llevó a explorar la tercera dimensión que ofrece la escultura. Inmediatamente descubrió que esta forma de arte le permitía articular su propia realidad como nunca antes. Además, la escultura requiere un enfoque diferente de un proyecto. Para hacer visible lo invisible (es decir, el pensamiento), ha utilizado piedra y metal para explorar niveles más profundos de autoconciencia y observar la complejidad de la mente. Su objetivo es capturar la esencia misma de la vida humana. Cada obra de arte es el resultado de este proceso. Como le gusta decir: “Lo simple es lo más difícil”. Y la sencillez invita a buscar significados ocultos en la forma. Pero la principal característica de Cornelis es la voluntad para abordar y resolver el desafío que presentan los nuevos materiales y su elaboración. También se ha inspirado en los lugares donde ha vivido: acero inoxidable en los Países Bajos, granito y bronce en la India, mármol de Carrara en Italia. En India, donde pasó más de una década, también participó en muchos proyectos sociales, incluidos los destinados a aliviar la emergencia del tsunami. Desde 2007 Cornelis ha estado viviendo y creando nuevas obras en Casola Valsenio, Italia: aquí, finalmente ha encontrado su lugar perfecto.